La pobreza y la indigencia siguen creciendo en la Argentina. Así lo reveló el economista Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA (Universidad Católica), que en su último informe advirtió que aún no se ha visto una recuperación en este sentido.
“En base a los datos de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), estimamos que en el primer trimestre de este año la pobreza alcanzó no menos del 35% y la indigencia poco más del 7%”, manifestó Salvia.
En este sentido, el investigador señaló que, sobre la base de una población urbana de 40,5 millones, habría 14.175.000 de pobres, de los cuales casi 3 millones serían indigentes.
Esos porcentajes marcan, según Salvia, un incremento de al menos 3 puntos -1,2 millón de personas-con relación a la medición de pobreza que, según el Indec, fue del 32% en el segundo semestre de 2018.
Respecto del 27,3% del primer semestre de 2018, el aumento de la pobreza sería no menor a 7,7 puntos, equivalente a 3 millones de nuevos pobres. El dato oficial de pobreza se conocerá en septiembre y abarcará al periodo enero-junio o, lo que es igual, el primer semestre de este año.
Salvia dice que el primer trimestre de este año habría sido el momento más difícil y complicado porque los ingresos no tuvieron un ajuste nominal en relación a valores de 2018, la suba de los precios de las canastas básicas fueron superiores a la propia inflación, continuó la fuerte recesión y aumentaron tanto las changas como las ocupaciones informales, el subempleo y empleo no registrado.
Estos datos son los más elevados de la década. Los picos anteriores fueron en 2001/2002 y 2008/2009 en el contexto del impacto de la crisis internacional. Cuando se analiza por regiones, Salvia explica que el conurbano bonaerense, una zona de alta concentración de población, que depende de la industria, servicios y comercio, es la de mayor impacto.
Es también donde aumentó el trabajo infantil, a la vez que creció la asistencia pública en los comedores populares, en un contexto donde la obra pública ayudó a mitigar en forma muy parcial la carencia de empleo e ingresos.
Los jóvenes, son los más afectados
Según el Indec, en el conurbano bonaerense la pobreza en el segundo semestre de 2008 fue del 35,9%, sumando más de 4,3 millones de pobres. Y la tasa de desempleo en el primer trimestre fue del 12,3%, por encima del 10,1% del promedio nacional, con fuerte predominio juvenil: entre los varones jóvenes del 21,4% y mujeres jóvenes del 27,4%.
En base a los estudios del Observatorio de la UCA Salvia agregó: “la incidencia de la pobreza por ingresos resulta más elevada entre los hogares que presentan privación en alimentación y salud, vivienda y trabajo”.
A partir de 2016 tendió a incrementarse la correlación entre pobreza por ingresos y la dimensión empleo y seguridad social. Esto implicaría que si bien las condiciones desfavorables llevaron al incremento de la pobreza tanto para los que presentan déficit en esas dimensiones como para los que no, el impacto fue mucho más fuerte para los primeros que para los últimos.
También el incremento de la pobreza afectó en mayor medida a los que presentan déficit en vivienda. La correlación también se incrementa entre pobreza y servicios, probablemente porque las mejoras hayan sido mayores para hogares que no se encontraron en situación de pobreza por ingresos.
El incremento de la pobreza estructural desde 2016 fue notoria particularmente en el Conurbano Bonaerense. En 2018 la pobreza estructural afectaba al 23% de los hogares y a 1 de cada 4 personas de esta región.
Sin mejoras
Por su parte, Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina, señaló que, durante los primeros meses del año, los aumentos de los alimentos fueron mayores al promedio general. Si bien desde el Gobierno de Mauricio Macri son optimistas y reiteran de que ven una recuperación económica, para Donza todavía no hay una mejora cierta. “Hay cuestiones estructurales importantes a tener en cuenta. La calidad de vida de la población no está solamente asociada al nivel de ingresos de un mes”, advirtió Donza. Y agregó que, el aumento de la pobreza es bastante alto. “Tenemos una economía que reacciona muy rápido con relación a la cotización del dólar”, dijo. Y argumentó: “cuando tenemos devaluaciones, que son muchas veces bruscas tenemos subas muy grandes de precios y en un mercado de trabajo que está más precarizado. En 2015 había un 29% de población en situación de pobreza, en 2016 ese número se agravó con la devaluación, repuntó en 2017 y volvió a caer en 2018 con un valor de 33,6%”.
Asimismo, Donza comentó que después de 2002 había un 54% de situación de pobreza y un 21% de desocupación. Eso mejoró en 2008 y 2009 y ahí se estancó la mejora de la estructura productiva, se estancaron las mejoras en el mercado de trabajo y eso repercutió en que la calidad de vida de la población no siguió mejorando con la velocidad con la que había mejorado de 2002 a 2008.
En tanto, aseguró que “es muy difícil” bajar la pobreza a valores menores al 30% ya que desde 2008 los números “se estancaron” en ese valor y “las condiciones estructurales no permiten que fluctúen tan fácilmente”. Advirtió también que “es difícil medir porque entre el 2009 y el 2015 los datos eran muy escasos”.
Los datos demuestran que por día alrededor de 7.260 personas ingresaban en el segmento social de quienes tienen un ingreso que no les permite cubrir los gastos de la Canasta Básica Total, que incluye bienes no alimentarios y de recreación o turismo.
En cuanto a la indigencia, el indicador se elevó del 4,8% al 6,7% de diciembre pasado, con lo que en ese sector se encuentran 2,7 millones de personas, de las cuales unas 800.000 se incorporaron a lo largo del año pasado.